Se presenta como el manuscrito de
un pescador que el autor conoció durante su infancia en la playa malagueña de
San Andrés, él dice que solo se limitó a trascribirlo y enviarlo a la imprenta.
El hijo de Sandokán es la
aventura de Salvador, el cual nos cuenta sus avatares desde que embarcó en un
buque mixto de carga y pasajeros en Gibraltar hasta que dejó a su joven amada
en manos de los ingleses en Borneo. Lo que le sucede a él, a la tripulación del
buque inglés, a sus compañeros malayos y a la joven inglesa son asuntos
trepidantes.
El joven Salvador, una buena
persona, solidario con los miembros de la tripulación que son considerados
inferiores y menospreciados, termina siendo amigo de Kemal, el hijo de
Sandokám, y goza de su hospitalidad cuando aquel asume el poder del barco en el
que navegan bajo bandera inglesa.
Además Salvador va a conocer el
amor, a través de la joven inglesa, prometida del sultán de Brunei y heredera
de una gran fortuna, que es prisionera de Kemal.
Las historias del joven español,
la de la joven inglesa y la del joven malayo se entrecruzan en un marco donde
el colonialismo inglés es analizado desde la óptica de los oprimidos,
presentándonos a Kemal como un libertador para su pueblo, al mismo tiempo que
es considerado indeseable por parte de los colonizadores ingleses, que se
sienten superiores a los pueblos asiáticos.
Lo mejor de la novela es que no
decae su ritmo narrativo y hace que el lector devore las páginas y al llegar al
final desee no haberlo leído tan rápido.

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